Hay sueños que se tienen y provocan que uno despierte sumido en el desconcierto, preguntándose que pieza del mecanismo cerebral ha saltado para dar como resultado esas películas mentales tan grotescas. Sueños que uno se llevará a la tumba consciente de que si no se es capaz de entenderlos, el contarlos a otras personas puede ser peor que la enfermedad. Sueños que tampoco pienso narrar en este blog, aunque lo lea muy poca gente que en muchos casos ni siquiera conozco.
(Pinzón Azul)
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