El País de Nunca Jamás terminó sucumbiendo, años despué, a la globalización generalizada. Y cómo no podía ser de otra manera todo se adecuó a los nuevos tiempos y la ley del menor fue implacable con Peter Pan. Cuatro años de internamiento fueron suficientes para terminar con su infantil actitud. Lo de Campanillas bien podría dar para otra historia.
(el Kartero)
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