jueves, enero 26, 2006

Mis papeles

Sin una excusa de más terminó de hablar. Puso los papeles, mis papeles, sobre el mostrador. Apagó el cigarrillo apretujándolo contra el cenicero y se levantó. –Imposible. Respondió con voz suave y condescendiente. –Se le puede dar una identidad nueva pero recuperar la anterior va a ser imposible. Ha desaparecido usted para la administración. Y ahí terminaba y empezaba para mí la vida. Y todo por haberme equivocado al tramitar el fallecimiento de mi padre, que curiosamente se llamaba igual que yo. Pero igual con los dos apellidos, me refiero.

(Rayo, el Mulo)

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