Me pasé horas buscando el papel donde tenía anotado tu número, y terminé por perder toda esperanza de encontrarlo. Y todo porque esa hoja nunca existió. En realidad tu móvil venía en un email que recibí hace ya bastantes meses. Pero es que estoy tan hecho a los hábitos de toda la vida que doy por sucedido lo que siempre fue habitual.
(Pinzón Azul)
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