Mi casa, mi otra casa, la que me regresa a un presente que ya no me pertenece no dista de mí mucho más de media hora. Acudo a ella varias veces al año y sin embargo siempre que lo hago me empieza este hormigueo que me come. Creo que es por eso por lo que me suelo ir siempre en el último momento, desprevenido, por sorpresa. Excepto esta vez. He aceptado planearlo y ahora me veo sólo, con demasiado tiempo para pensar cómo la Isla de mi infancia espera agazapada en cada esquina para tirarme dardos cargados de pasado.
(el Kartero)
No hay comentarios:
Publicar un comentario