lunes, febrero 06, 2006

Los cuentos también envejecen (IX)

No pudo soportar la ausencia de su madre desde tan temprana edad. Convertido en un saco de huesos indefenso y desamparado por la cruel y equilibrada ley natural no aguantó más de una semana, y fue a parar, sin remedio, a las garras del tigre, para el que el nombre de Bambi no era motivo de ayuno.

(el Kartero)

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