jueves, abril 06, 2006

Represión

No tengo ni idea de porqué no nos mataron. Es cómo si sus dignidades estuvieran a salvo dejándonos con vida mientras nos retuvieron seis largo años en aquel zulo de apenas un metro cuadrado por uno ochenta de altura. La altura la recuerdo especialmente bien porque yo medía uno ochenta y siete cuando entré allí. Tantos años consiguieron que mis ideas, atentas a esos siete centímetros de más, consiguieran encogerme. Tampoco mi vista es ya lo que era. Mis ojos no ven más allá de mis recuerdos. Sin embargo el oído si que se ha hecho fino, hasta tal punto que aún hoy sigo escuchando los pasos lejanos de las botas que debieran venir a fusilarme, las que siempre esperé, aunque fuera por dignidad.

(el Kartero)

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