jueves, marzo 24, 2011

Soy como soy, y punto.

Soy como soy, y punto. Un lema de la adolescencia, una frase hecha para la rebeldía. Una oda a la intransigencia. Y resulta que al final es una dolorosa verdad. Estamos encasillados en la pura química de nuestro cerebro, en la cruda genética, que no nos deja, apenas, margen para el cambio. Y sí además, tenemos la mala fortuna de ser víctimas de algún gen de la rebeldía, estaremos condenados, de por vida, a ser escudo humano de nuestra insatisfacción adquirida.
Y no hay remedios, sólo atenuantes.

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