La mañana de hoy ha sido de la más extrañas, inquietantes y sensuales de mi vida. Me he despertado en casa de Pedro. No se cómo llegué hasta allí, sólo sé que ayer después de cenar nos fuimos a bailar.
El caso es que cuando he despertado me he encontrado durmiendo desnuda con mi cara en su pecho y con ese ligero tintineo de su corazón bajo su pecho. Sin embargo, en vez de salir corriendo me he dejado llevar por su olor y la calma de su brazo sobre mi espalda. Debía de estar profundamente dormido porque todo él estaba en calma.
Mi mano estaba apoyada en su vientre y cuando me he decidido a moverla y acariciar su piel se ha levantado y de un salto ha abandonado la habitación. Ya lo he dicho, una mañana muy extraña.
(el Kartero)
1 comentario:
Ay, ay, ay, siempre pensando en lo mismo...
Publicar un comentario