miércoles, octubre 26, 2005

Historia de una mosca cualquiera.

Quince días siendo larva para convertirme en una hermosa Drosophila con un horizonte de veinte días más. Ciertamente las perspectivas que adquiere nuestra vida, las de las moscas del vinagre, son un tanto inmediatas. Nos pasamos nuestra corta existencia pensando en lo que vayamos a hacer allá por el día quince, mientras una extraña fuerza nos induce a realizar cosas que realizan todas las demás moscas que nos rodean. Luego, de inmediato, llega el famoso decimoquinto día y mientras nos preguntamos cómo ha podido suceder tan rápido y nos vemos con casi todo sin hacer de repente nos sucede un espasmo, nos caemos y leemos en algún sitio que a veces no llegamos, ni tan siquiera, a los veinte.

(el Kartero, absolution)

1 comentario:

alejandrosl dijo...

Joooooooder como se nos va la olla!