sábado, octubre 15, 2005

Malika no es un nombre de tango

Podría serlo. Un nombre de tango, me refiero. Podría serlo de la misma manera que hay malenas que lo son. Pero en este caso no sólo bastaba con aquellos rasgos árabes. Con su piel tersa y morena. Con sus profundos ojos negros y sus exuberantes pechos. No bastaba con todo eso. La noche estaba plagada de hombres que no la miraban. Se había hecho invisible y eso la alejaba de cualquier conversación. Había bebido. No demasiado y eso no hubiera sido impedimento en otras circunstancias para la mayoría de los presentes pero había algo que alejaba a todos. Su vientre. Su prominente vientre dejaba ver que guardaba el fruto de otro hombre. Y cómo en las más remotas de las primigenias cuevas, sentí por un momento que algo de la naturaleza nos impedía desear a una mujer embarazada de otro. Por un momento me sentí mucho más simio y eso no me desagradó.

(Rayo, el mulo)

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