sábado, octubre 01, 2005

Preludio a ti

Sentir la suavidad de tus muslos en mi rostro no hacía más que avivar mi deseo de amarte. Besarlos era como hacer malabarismos con copas de cristal. La delicadeza de su piel era el preludio de la suavidad que encontraría tras ellos.Sin una caricia de más me encontraba dando besos a las puertas de tu sexo. Tu olor, esa humedad tan tierna eran el reclamo para la perdición de los marinos que se atrevieran a fondear tan cerca. Cegado por esa llamada introduje mi lengua a modo de avanzadilla. Tu temblor fue tal que toda tú empezaste a derretirte en olas de olor y humedad sobre mi rostro. El preludio a un gran cataclismo no había hecho más que empezar y aunque intentases retirarme sujetando mi pelo yo no podía evitar devorarte cada vez más. Tu sabor y toda tú habían echo que me perdiera por completo a los deseos de tu cuerpo. Y de pronto se produjeron una serie de terremotos encadenados y luego paz. Mucha paz. Recordar ahora que todo eso tan sólo era un sucedáneo de lo que eras toda tú me excita y me entristece. A veces en ese orden y a veces al contario.

(el Kartero)