Por lo general recordamos de nuestra infancia determinadas imágenes que si bien no fueron las mas importantes si que por algún motivo que no alcanzo a comprender se quedaron grabadas en nuestra memoria para siempre.
Son escenas, la mayoría de las veces inconclusas, o la voz de algún amigo o algún olor, son sensaciones que luego nos han acompañado a lo largo de nuestra vida, algunas siempre presentes y otras agazapadas esperando salir a la más mínima agitación de nuestros recuerdos.
La importancia de todo esto es que son esos detalles los que nos hacen ser más o menos felices al recordar lo que nos ha ido conformando como transeúntes de esta vida a lo largo de todo este tiempo. Y sin embargo me sigo encontrando con recuerdos que no se que pintan, con personas que sólo estuvieron un día y con voces que no me dijeron nada. Y a veces pienso que debo tener cuidado con cualquier cosa que me suceda porque cabe la posibilidad de que sin ningún pretexto entre y se grabe en mis recuerdos para acompañarme, repitiéndose, el resto de mis días.
(el Kartero)
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