Supongo que el tiempo no es suficiente para cambiar algunas actitudes. Anoche me lo encontré ante la barra de un pub sin quitarle ojo a una de mis amigas. Supongo que fue una especie de miedo escénico y condescendencia lo que me hizo acercarme a saludarlo. Hubiera sido mejor que no. Tuve que soportar todos y cada uno de sus recuerdos. Es cómo si viera sólo los momentos buenos, cómo si hubiera olvidado todo lo vulgar de nuestra vida en común. Incluso tuve la impresión de que se le había pasado por la cabeza el tan machista recurso de un polvito por los viejos tiempos.
(el Kartero, que alarga su paréntesis reinventando a Pinzón Azul y van tres)
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