Hoy tengo la extraña sensación de tener unos ojos tras la nuca pendientes de leer lo que escribo. Posiblemente sólo sea eso. Posiblemente vuelva a ser un efecto colateral de la imaginación que a veces me deja escribir y a veces me levanta y de una patada me manda a los cerros de Úbeda. Lástima que aceptara el pacto de no personabilidad de los hiperbreves. Hubiera usado éste cómo arma arrojadiza.
(el Kartero)
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