Hoy es el tercer día que llevo apostado ante tus almenas, lanzando sin parar, toda esta suerte de bolas de hierro. Pensaba que tras los primeros disparos al alba del día uno, sabría con certeza a que fuerzas me medía. Sin embargo la paz y el silencio que han reinado tras tus murallas me han desconcertado hasta el punto de no saber exactamente a día de hoy, porqué estoy sitiándote.
(Rayo, el Mulo)
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