lunes, enero 30, 2006

Rosario

Rosario, que nació con cuerpo de hombre, se vio abocada, sin remedio, a una vida de excentricidad. Aun así, creo que supo vivir con absoluta dignidad dentro de un mundo donde demostrar la equivocación de la naturaleza para con su persona se convirtió en su única razón de ser. Me quedo, ante todo, con su mirada, con lo que la cámara consiguió arrancar de ella al penetrar en sus ojos. Sus trapos, sus joyas y sus argumentos sólo definían al hombre que se adhería a su mente.

(Rayo, el mulo)

No hay comentarios: