Sus ojos, que miran desde otro lado, se entreabren en mirada cauta protegidos por esas almohadas donde reposan. De ceño fruncido y prominentes cejas que se agolpan en pico dotando su mirada de expresión única e inequívoca. Una barba algo más blanca que su despeinado pelo, corta, poblada y descuidada tapa todas las demás arrugas que tiene su cara. Y su boca; su boca entreabierta y curvada aún busca las palabras para decirme porqué mi foto me parecía digna de su cara.
(Rayo, el Mulo)
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