La chica, morena y menuda, se acercó al número cincuenta y uno de la calle Lagasca, miró a ambas partes, volvió a comprobar el cartel del local y entró. -Vengo a dejar mi sonrisa. Cuanto me da por ella , le preguntó al señor, que serio, tras la vidriera, le respondió: Siento decirle jovencita, que su sonrisa dejó de tener interés en el mismo momento que decidió venderla.
(el Kartero, a m.)
3 comentarios:
pal el concurso...
Pero era una sonrisa da 1,50 € o da 1 €?
Un euroooooooo
L.
cierto es, casi amigo mio, que ciertas sonrisas no tienen precio.
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