Después de llegar a Barcelona emprendí rápidamente viaje a Reus. Una hora más tarde me encontraba en la plaza del Mercadal tomando una cerveza e intentando organizar mi cabeza. No tenía ni tan siquiera idea de por donde iba a empezar a buscar a Marta pero si todo se había confabulado para hacerme llegar hasta aquí iba a confiar un poco más en el libre albedrío.
Aún no había terminado de organizar mis pensamientos cuando una reconocible fragancia precedió a aquella voz que me decía -¿Tú no eres el chico del Tren?
Desde que me hizo la pregunta hasta que le respondí que sí debió pasar una eternidad o al menos a mi me lo pareció.
Tres horas más tarde seguíamos en aquella plaza disfrutándonos y ya con un poquitín de frío. La acompañé a su hotel y la despedí en la recepción. Hubo una calida mirada y un lento beso. Con el sabor de su aliento me fui. Debía buscar un hotel que no fuera aquel pero que tampoco estuviera muy lejos, al fin y al cabo, había quedado en ir a buscarla por la mañana.
(el Kartero)
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