A veces las cosas no van todo lo bien que uno desea, en cualquier faceta de la vida. Y entonces la reacción más habitual es agarrarse a un clavo ardiendo, asumiendo quizás de forma inconsciente que es lo mejor que podemos hacer: todo lo que esté en nuestras manos para mantener ese status que hemos asimilado como imprescindible. Y en la mayoría de los casos nos equivocamos. En realidad lo más valiente resulta ser arrancar de una puta vez ese clavo.
(Pinzón Azul)
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