A veces me aburro de construir puentes, y entonces, como hago siempre, me doy un paseo por alguno de ellos hasta la mitad del arco. Pero en vez de pasar al otro lado o regresar, lo que hago es tirarme. Saltar sin cuerda ni medida de protección alguna. Y claro, como esos puentes suelen ser altos, lo normal es que me lastime. Pero son heridas de las siempre me recupero. Hasta que llegue el momento, dada esta pertinaz sequía, que no corra suficiente agua debajo. Entonces sí que la habré fastidiado.
(Pinzón Azul)
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