Lo recuerdo perfectamente, ese fue el día en que te conocí. Con gran formalidad nos dimos la mano y luego estuve observándote de manera más o menos furtiva, imposible desviar la mirada de un rostro tan sonriente. Al día siguiente volví a verte, y fui directo a hablar contigo. Una de las decisiones más afortunadas que he tomado en mi vida.
(Pinzón Azul)
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