viernes, marzo 03, 2006

Diario de un pájaro (I)

Siempre quise que mi muerte fuera lenta y placentera, de esas que te permiten soportar con conciencia las últimas agonías. Sin embargo, caprichos de mi existencia, el primer impacto me cercenó, de cuajo, las piernas a la altura de las rodillas. Mi cuerpo, que dio vueltas en el aire esparciendo mi sangre en todas las direcciones fue a parar a medio de la vía teniendo aún la fortuna de ser arrollado por una motocicleta que tuvo a bien dejarme vivir con una sola mano. Pero he de ser franco. Durante el tiempo que tardó en llegar la ambulancia, narcotizado por el extremo dolor que ya no me agobiaba pude percibir por un momento que podía morir. Sólo me lo impidió mi nariz. Rota en uno de los múltiples golpes no me dejaba respirar y fue tal la molestia que no me dejó descansar en paz.

(Ursus)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

vienvenido al blog, sr ursus (o debería decir sra?)

Anónimo dijo...

¿narcotiza tanta tragedia? ¿es eso una esperanza, un mal menor?