lunes, abril 24, 2006

Momentos Oníricos

Nunca he subido en tren. Pero tampoco en un camión de bomberos y ninguna de estas cosas me han afectado. O igual si. Igual han producido una carencia en mi mismo que no atisbo a valorar. El caso es que siempre me había imaginado la experiencia de ir, como los vaqueros de las pelis, subido encima de uno con todo ese viento dándome en la cara mientras, sentado, me agarraba con fuerza al suelo para impedir que los saltitos del vagón terminaran tirándome a la vía. El tren, en este caso no era tal, pero la sensación vivida ha desplazado ese sueño; ese y otros muchos. El aire en mi cara, aunque menos violento, era igual de liberador, impregnado por cientos de fragancias que intentaba, a veces sin atino, oler. Mis manos, que sufrían la tensión de no caer, eran como vientos enterrados en la roca, que sujetaban todo mi cuerpo obligando a mi cabeza a salir en avanzadilla, en busca de tu rostro, que se aproximaba más y más en cada envestida. Y así una y otra vez, una y otra vez el sueño se fue desdibujando para perderse por siempre en esos momentos silenciosos y oscuros que preceden al amanecer

(el Kartero)

No hay comentarios: