jueves, julio 06, 2006

El Cadaver

Venía en el diario esta mañana el caso de un anciano que después de ser hallado muerto en el suelo de su casa fue llevado, su cadáver, a que se le practicara la autopsia a fin de determinar si tenía, mientras vivía, razones para morir. El caso es que el señor había pretendido que su cuerpo, ya cadáver, sirviera a fines científicos. Pues bien, las cosas se han complicado porque al parecer después de la susodicha autopsia el cuerpo no ha quedado todo lo bien que se deseara para el avance científico. Esta es la respuesta oficial. Los mentideros dicen que para aspirar a muerto de laboratorio debes haber sido vivo de pasarela. Llegados a este punto sólo les queda a los familiares, el verano mediante, enterrar a su ser, más o menos querido, y deciden pedir presupuesto a una funeraria, el más económico a ser posible. Los enterradores, gente de bien, no demoran mucho la respuesta pues tratándose de un muerto no hay tiempo que perder y responden que la mejor oferta asciende a unos dos mil quinientos euros, qué por menos de eso no sacan el coche a la calle. La familia, paupérrima, argumenta que no les llegan los recursos y el ayuntamiento, al que acuden y al que de poco le vale ya el voto del cadáver, dice que como mucho puede aportar trescientos euros, que digo yo que para enterrarle al menos la cabeza valdrán que al fin y al cabo lo que afea a un muerto siempre son los ojos cerrados y los oídos atentos.
Así es que el caballero, su cadáver, se encuentra en una nevera esperando que decidan qué hacer con él, con su cadáver. Y digo yo que una nevera tampoco dista mucho de un nicho y al menos aquí tiene luz. ¿O al final se apagaba cuando se cerraba la nevera?

(El Kartero)

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